sábado, 12 de octubre de 2013

Vimanas ¿naves voladoras del pasado? Motores de Mercurio

 
 
 
 

 
 
 
 
El vímāna es una mítica máquina voladora hindú, descrita en la antigua literatura de la India. Se pueden encontrar referencias sobre este artefacto —incluso su utilización en asuntos de guerra— en textos hindúes antiguos. Podía volar por el aire y hasta otros planetas.
 
 
 

Relatos en textos antiguos:

 

En el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.) dice que el dios del Sol viaja en un carruaje vímana luminoso (que es el propio astro solar). Otros dioses vuelan carruajes vímanas con ruedas, empujados por animales, generalmente caballos (aunque el carruaje del dios védico Pushan es empujado por cabras). En el Majábharata (c. siglo III a. C.) no se los nombra. En el Ramaiana (c. siglo III a. C.), el Kirata aryuníia (c. siglo VI d. C.), el Samarangana-sutradhara (c. siglo XI) y el Bhágavata-purana (c. siglo XII) se describen vímanas de diferentes tamaños y formas, como un carro o carroza de los dioses, como un mítico automóvil aéreo, a veces funcionando como un mero asiento o trono fijo, otras veces moviéndose por sí mismo y cargando a su ocupante a través del aire. Otras descripciones muestran al vímana más como una casa o palacio (se cuenta de uno que tenía siete pisos de altura).
Existen muchos sitios en internet con exageraciones, malas traducciones y falsedades. Por ejemplo, se habla de «extraños elementos a reacción» (cuando en ningún texto sánscrito aparece el concepto de reacción)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


Ramaiana

En las páginas del Ramaiana —gran poema épico hindú atribuido el poeta Valmiki— se encuentran alusiones a carros voladores que habrían sido utilizados en el curso de las guerras entre los dioses del panteón hindú. El demonio Rávana poseía un pushpaka (vímana de flores) con el que podía volar.
 
Mientras se iban desarrollando estas cosas, Rama, el Kakutsida, le dijo a Vibhishana: «Ocúpate de procurarme un pronto regreso a mi ciudad. El camino a Ayodhyá es muy difícil de recorrer». A lo que respondió Vibhishana: «Hijo de monarca de la Tierra, yo cuidaré que te conduzcan a tu ciudad. Hay un carro llamado pushpaka, carro incomparable, resplandeciente como el Sol y que marcha por sí mismo. Montado sobre ese carro, él te conducirá sin inquietud hasta Aiodhiá.
Tras estas palabras Vibhishana llamó urgentemente al carro parecido al Sol, acompañado por su hermano y por la ilustre videhana, encendida de rubor. El raghuida, ya montado, le dijo a Sugriva: «Apresúrate a subir en el carro con tus generales, Sugriva. Sube también con tus ministros, Vibhishana, monarca de los rakshasas. Al instante, Sugriva con los reyes de los simios, y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, montaron en el gran carro pushpaka. Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hacia el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos. Desde allí paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche: «Mira, ya veo el palacio de mi madre... ¡Ayodhyá! ¡Inclínate ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!
Apenas la muchedumbre, presurosa, les vio llegar como un segundo sol y con tan rápida marcha, el aire fue rasgado con potentes gritos de alegría, lanzados por ancianos, mujeres y niños. Todos gritaban: «¡Aquí está Rama!». Bharata, pasando de la tristeza a la alegría, se acercó, con las manos juntas y honró a Rama: «Sé bienvenido», pronunció, con el respeto que le merecía su hermano. Pero éste se apresuró a alzarlo, lo apretó contra su pecho y lo estrechó entre sus brazos con alegría.
 
 
 
 



 Los motores de mercurio se describen en antiguos manuscritos de la India.

Samarangana sutradhara

El Samara-angana-sutradhara es una obra enciclopédica acerca de la arquitectura clásica hindú (vastu shastra) escrita por Paramara Bhoja de Dhar (que vivió entre el 1000 y el 1055 d. C.).
En 83 capítulos se tratan temas como planeamiento urbanístico, arquitectura de casas y templos, escultura decorativa y mudras (diferentes poses de las manos y las piernas), los cánones de la pintura artística y un capítulo (el 31) dedicado a las iantras (máquinas).
Este capítulo de los iantras ha atraído la atención de las seudociencias y la ufología en particular. El escritor suizo Erik von Daniken, en su libro Erinnerungen an die Zukunft (Recuerdos del futuro, de 1968) comenta: «En el Samarangana sutradhara hay capítulos completos dedicados a describir aeronaves que escupen fuego y mercurio por la cola» (pág. 72). A partir de esa frase, los ufólogos pergeñaron el «motor vórtex de mercurio» (mercury vortex engine), que se menciona por ejemplo en el libro Invenciones suprimidas.
 
En varios sitios de internet se dice que el Samarangana sutradhara dedica 250 versos a explicar las naves espaciales.
 
El manuscrito védico Samarangana sutrachara [sic, por sutradhara] da no menos de 49 tipos de «fuego propulsivo» usado en vehículos voladores sin alas de la India. Esta obra dedica más de 200 páginas para describir cómo construir y volar esas avanzadas naves.

Otras menciones en textos sánscritos:

  • El nau-vímana que aparece en el Raghu-vamsa 16.68 podría ser un vímana con forma de nave.
  • Textos de la India tardíos: otros vehículos voladores, y a veces se utiliza como una manera poética de mencionar vehículos comunes terrestres.
  • En algunos lenguajes modernos de la India, por ejemplo en guyaratí, la palabra vimania significa ‘avión’.
  • A principios del siglo XX, un médium hindú escribió en sánscrito un texto supuestamente antiguo (aunque lleno de errores de concepto y anacronismos): el Vaimanika-shastra (escritura acerca de los vímanas).
 
FUENTE: WIKIPEDIA
 

Los Vimanas: carros voladores de los Dioses:

A lo largo de la historia humana han habido relatos sobre extraños objetos que surcan los cielos, objetos que vienen a la tierra y que transportan a los dioses, como las alfombras voladoras de Arabia, el extraño artefacto que se posa ante el bíblico Ezequiel; el rey Salomón volando de un lugar a otro; en el Canchur (libro milenario tibetano del cual fue descifrado un porcentaje mínimo) también abundan menciones de naves como burbujas o perlas espaciales capaces de transportar gente a grandes velocidades; en la Epopeya de Gilgamesh de la antigua Sumeria (anterior a las escrituras bíblicas) también se hace referencia a la experiencia que tuvo el personaje en un vehículo que lo llevo hasta los cielos (donde habitaban los dioses) y fue capaz de ver la curvatura de la tierra; en la antigua China se hace mención al episodio del príncipe (u oficial) Wan Hu (siglo XV AEC) quien se elevó por los aires en un asiento de 47 cohetes y nunca más fue visto y por su puesto los carros mágicos de la India.
 
 

 
Los Vimanas (“palacio volador“) son máquinas voladoras míticas descritas en detalle en la antigua literatura hindú. Se pueden encontrar referencias variadas y extensas sobre este artefacto que llegó a ser usado en asuntos de guerra. Se les describe como esferas lumínicas y hasta como ciudades que podían volar albergando a muchísimas personas dentro. Podía volar por el aire y hasta otros planetas, según rezan los textos.
“Las Vimanas tienen la forma de una esfera y navegaban por los aires a causa del mercurio (rasa) levantando un fuerte viento. Hombres a bordo de los Vimanas podían así cubrir grandes distancias en un espacio de tiempo sorprendentemente corto, pues el hombre que conducía lo hacia a su voluntad volando de abajo arriba, de arriba abajo, adelante o atrás” Ramayana
Se dice que eran metálicos y podían desplazarse por el aire emitiendo solo un “armonioso” sonido. Eran capaces de efectuar complejas maniobras a gran velocidad. De acuerdo a los vedas, estos “aparatos voladores” estaban hechos con metales, madera, espejos, cobre, imanes y otros materiales, los motores serían de vórtice de mercurio o algún derivado.
 
 
 
 
 
 
En el Srimad-Bagavatham (o Bhagavata-purana), se cuenta como un sabio llamado Kardam desarrolló una de estas naves, a la que hacía moverse y volar a su voluntad: “Tal como el aire pasa sin control en todas direcciones, así él viajó de esta manera por los diversos planetas”, reza el texto sánscrito.
En el Rig-veda se dice que el dios del Sol viaja en un carruaje vimana luminoso (que es el propio astro solar). Otros dioses vuelan carruajes vimanas con ruedas, empujados por animales que generalmente son caballos. En el Ramaiana, el Kirata aryuníia, el Samarangana-sutradhara y el Bhágavata-purana se describen vimanas de diferentes tamaños y formas, como un carro o carroza de los dioses, como un mítico automóvil aéreo, a veces funcionando como un mero asiento o trono fijo, otras veces moviéndose por sí mismo y cargando a su ocupante a través del aire. Otras descripciones muestran al vimana más como una casa o palacio (se cuenta de uno que tenía siete pisos de altura).
“Era capaz de moverse sobre el agua y bajo el agua. Podía volar tan alto y veloz que resultaba imposible de ver. Aunque estuviese oscuro, el piloto podía conducirlo en la oscuridad” Libro de Krishna, cap. 15
No solamente se habla de carros voladores, sino también de lo que parecen ser armas sumamente devastadoras, llamadas Astras, fueron mencionadas en el Ramayana y el Mahabharata en sus diferentes tipos (existe por lo menos una lista de 25 tipos). Por mencionar algunos de estos, esta el Devastra, utilizado por los Devas, era el equivalente mítico de los misiles militares modernos; el Asurastra, usado por los Asuras, era el equivalente mítico de los misiles biológicos modernos. También es mencionada Brahmaastra, utilizada por Brahma (el Creador), y era el equivalente mítico de las armas nucleares modernas, aunque también existe la “versión mejorada” de ésta que era Brahmashira, con 4 veces el poder de Brahmaastra.
Indra, señor del cielo, exigió a Arjuna que destruyera todo el ejército de los Asuras. Estos treinta millones de demonios vivían en fortalezas situadas en las profundidades de los mares. Indra, señor del cielo, cedió a este efecto su propia vimana a Arjuna, pilotado por su diestro ayudante Matali. En la encarnizada batalla que siguió, los Asuras provocaron lluvias diluviales, pero Arjuna les opuso un arma divina que logró desecar todo el agua… Arjuna disparó un proyectil mortal que destruyó la ciudad entera en mil pedazos, dejando caer los fragmentos sobre la tierra.
Dejando de lado lo que pueda parecer ficción, creo que el pasaje anterior es bastante claro y directo: una explosión tan fuerte de un “proyectil mortal” directo a las profundidades del mar que es capaz de acabar al instante con todo un ejército de 30 millones de “demonios” y al mismo tiempo lanzar los pedazos de esta “ciudad” hasta la tierra…tuvo que ser una explosión brutal.
 
Aquí en Expresión Binaria ya hemos hablado de la teoría (o hipótesis) de explosiones nucleares en la antigüedad, y ésta viene dada por las obras antiguas de la India, que a su vez (posiblemente) derivan de las escrituras sumerias. Cito un extracto de nuestro artículo La Historia secreta de los Sumerios en donde hacemos mención del hecho:  Se cree que en la Península del Sinaí ocurrieron explosiones nucleares en tiempos remotos. Las imágenes que pude encontrar a través de Goggle Maps nos muestran una gigantesca cavidad y una visible fractura de la superficie de la Tierra; y los estudios realizados revelan “anomalías” en la zona. Lo cierto es que en la zona quedan esparcidas hoy en día restos de rocas quemadas y ennegrecidas, con una proporción extremadamente inusual de isótopos de uranio-235, lo cual indica según los expertos, la exposición de estas rocas a un inmenso calor repentino de origen nuclear. Mohenjo Daro, en el valle del río Indo fue una de las ciudades que quedó completamente destruida (o cristalizada) por este tipo de explosiones que se piensa tuvo lugar hace unos 5000 años atrás.
 
La transcripción del Drona Parva narra lo siguiente:
El valiente Adwatthaman, quedándose resueltamente en su vimana tocó agua e invocó el arma de Agneya, incapaz de ser resistida por los mismos Dioses. Apuntando a todos sus enemigos visibles e invisibles, el hijo del preceptor, aquel Asesino de héroes hostiles, inspirado con mantrams dejó ir, lleno de rabia, un llameante cañón de fuego sin humo y lo lanzó hacia todos lados. Densas duchas fueron, entonces, emitidas de él.
Dotadas con llamas ardientes, aquellas flechas abarcaron Parthie por todos los lados. Los meteoros refulgieron hacia abajo desde el firmamento. Una oscuridad espesa amortajó de repente al (Pandava) anfitrión. Todos los puntos de la brújula también fueron envueltos por esa oscuridad…los vientos desfavorables comenzaron a soplar. El Sol ya no dio calor… Los mismos elementos parecían estar perturbados…
El Universo chamuscado con los calores parecía estar con fiebre. Los elefantes y otras criaturas de la tierra fueron chamuscadas por la energía de esa arma, corrió el miedo, respirando pesadamente y deseosos de protección contra esa fuerza terrible. La misma agua estaba acalorada, las criaturas que residían en ese elemento, O Bharata, se pusieron sumamente intranquilas y parecían quemarse…
Los enormes elefantes fueron quemados por esa arma, se desplomaron alrededor de toda la Tierra, profiriendo ruidosamente feroces lamentos como aquéllos de las nubes. Otros enormes elefantes, chamuscados por ese fuego, corrieron acá y allá, rugieron sonoramente, en el miedo, como si estuvieran en medio de una conflagración del bosque. Los corceles, y los carruajes también quemados también por esa arma, Oh Señor, como las cimas de los árboles quemadas en un fuego del bosque.
Si tomamos en serio las fuentes védicas, podríamos decir que la India fue en su momento escenario de grandes batallas usando tecnología muy avanzada.
 
“Venía a bordo de un vimana, y sació su ira enviando un sólo y único rayo en contra de la ciudad. Una enorme columna de fuego diez mil veces más luminosa que el sol se levantó, y la ciudad quedó reducida a cenizas en el acto” Mahabharata.
 
 
 
Son muchos los pasajes de la antigua literatura India en donde se mencionan a los Vimanas, como eran construidos, como funcionaban, como eran piloteados y su desempeño en tiempos de paz o de guerra.
Gurkha, volando en su rápido y poderoso Vimana, lanzó contra las tres ciudades de la Vrishis y Andhakas un solo proyectil cargado con todo el poder del Universo.
Una columna incandescente de humo y llamas, tan brillante como mil soles se elevó en todo su esplendor… una explosión perpendicular con sus nubes de humo salientes… de la nube de humo levantándose después de su primera explosión se formó en círculos expandiéndose alrededor, como parasoles gigantes…
Era el arma desconocida, el Rayo de Hierro, un gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas a toda la raza de Vrishnis y Andhakas…Los cadáveres estaban tan quemados como para ser irreconocibles. El pelo y uñas se les cayeron, la cerámica se rompió sin causa aparente, y los pájaros se volvieron blancos.
Después de unas pocas horas, todos los alimentos estaban infectados…para escapar de ese fuego, los soldados se arrojaron en los arroyos para lavarse a ellos y a su equipo. Mahabharata
De acuerdo a las antiguas obras, los Vimanas se dividían en 4 clases principales: rukma, tripura, sakuna y sundara; estos a su vez, se dividían en 113 subclases. Se hace mención de artefactos voladores indestructibles, con capacidad de invisibilidad, de poseer tecnología de visión nocturna, capaces de captar sonidos e imágenes en otras aeronaves enemigas y otra serie de características más. En el Samarangana Sutradhara también podemos encontrar desde velocidades, detalles técnicos y diseños de Vimanas, hasta formas de maniobra y el uso correcto del combustible.
 
El Ramayana nos dice “Con esos métodos se puede construir una Vimana grande como un templo…debe haber cuatro depósitos de mercurio en su interior. Cuando se calientan por medio de un fuego controlado, la vimana desarrolla un poder de trueno por medio del mercurio. Si este motor de hierro, con uniones adecuadamente soldadas, se llena de mercurio y el fuego se dirige hacia la parte superior, desarrolla una gran potencia, con el rugido de un león, e inmediatamente se convierte en una perla en el cielo“
Fuerte y durable debe ser hecho el cuerpo, como un gran pájaro volador, de material ligero. Dentro de él debe uno poner el motor de mercurio con su aparato calefactor de hierro por debajo. Por medio del poder latente en el mercurio que pone el impulsor del torbellino en movimiento, un hombre que se siente adentro puede viajar una gran distancia en el cielo de la manera más maravillosa.
Estaban hechos con planchas de hierro bien unidas y lisas y eran tan veloces que casi no se los podía ver desde el suelo. Los hombres de la tierra podían elevarse muy alto en los cielos y los hombres de los cielos podían bajar a la tierra.  Samarangana Sutradhara.
 
 
 
 
 


 
 
 

 


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