viernes, 6 de junio de 2014

Misterios del monte Tabor

  • Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.
EVANGELIO
Este es mi Hijo amado



Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguro delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús, Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
-«Maestro, ¡que bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. »
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:
-«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
-«No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Palabra de Dios.
  • La Transfiguración del Señor es un hecho histórico que los discípulos solo pudieron entender mas tarde cuando ellos mismos se llenaron de la luz del Espíritu Santo. Hay que tener la luz del Espíritu para entender las cosas del Espíritu.
  • Jesús no cambió aquel día en el monte Tabor. El ES siempre la misma luz. Pero aquél día El permitió que los discípulos vieran esa luz que es una realidad antes velada para ellos. Ellos vieron la REALIDAD mas profunda.
  • El pecado nos ciega a la gloria de Dios.
  • Jesús llevó al Monte Tabor a sus tres mas cercanos: Pedro, Santiago y Juan. Los quiso preparar para que estén mas cerca de El en el momento de la mayor prueba, en el Huerto de los Olivos. Para que puedan soportar el escándalo de la cruz.
  • Jesús también desea prepararnos a nosotros.
  • Dice el Padre Cantalamesa: "los acontecimientos de la vida de Cristo son históricos en un sentido del todo especial. Sucedidos en un tiempo y lugar preciso, extienden su acción a todos los tiempos y a todo lugar. Son «misterios», esto es, acontecimientos abiertos. El creyente está llamado a revivirlos, no sólo a recordarlos. Cada uno, en la fe, se hace contemporáneo al evento y el evento contemporáneo a él. En otras palabras, Cristo sigue hoy transfigurándose, revelándose a los ojos del creyente con la misma «evidencia» con la que se apareció a los discípulos en el Tabor."
  • En este mundo aun no vemos plenamente a Jesús en su gloria, pero si hay momentos en que El se nos presenta luminoso y si los sabemos aprovechar la luz permanecerá en nuestro corazón.
  • Ocurre en un retiro o en alguna otra experiencia fuerte en que recibimos la gracia de conocer con certeza que Jesús es el Señor.
  • Pero nos toca bajar de nuestro monte Tabor.
  • Al bajar debemos guardar estas cosas en el corazón, de manera que en los tiempos de grandes cruces, cuando vemos al justo sufrir, cuando parece que Dios está lejos, podamos sostener la fe viva. El fuego no se apagará en nuestro corazón en el medio de las tinieblas. Podremos seguir iluminando con el amor de Dios esas situaciones. 
  • Podremos decir como S. Pablo: "Yo se en quien he puesto mi confianza". Podremos como María tener fe al pie de la cruz porque hemos guardado la luz en nuestro corazón.
  • Sabemos que el mal ha sido vencido y que Jesús tiene la victoria definitiva. El ha resucitado y los suyos resucitarán y contemplarán su gloria.
  • Jesús desea que todos los suyos reciban su luz y se conviertan en luz del mundo. 
  • Moisés, al bajar de la montaña donde había estado con Dios, tenía el rostro radiante. En comparación, dice San Pablo: "¡cuanto mas glorioso no será el ministerio del Espíritu!... Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez mas gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu."  2Cor3,8;18.
    • Mientras que el resplandor de Moisés se debilitaba a medida que irradiaba, ocurre lo contrario con el cristiano transformado por el Espíritu en una imagen cada vez mas perfecta de Dios en Cristo. El privilegio de Moisés, por Cristo, se extiende y se supera en todos los que tienen fe.
  • En Pentecostés los discípulos recibieron el Espíritu que se manifiesta como lenguas de fuego. Es el fuego transformador que ilumina el entendimiento y comunica la fuerza de Dios.
  • También en la vida de los santos (recordemos que TODOS somos llamados a ser santos) se manifiesta la misma luz Espíritu. Mientras que el hombre mundano solo ve lo material, el santo ve con la luz de Dios la verdad mas profunda.
  • Por eso a los santos se les representa con aura de luz en torno a sus cabezas. Esa luz por lo general no la ven los ojos de la carne pero si muchos al conocer a una persona santa pueden percibir esa luz sobrenatural. 
  • FUENTE:http://www.corazones.org

     
    El monte de la Transfiguracion:

    No especifica el Evangelio dónde se transfiguró el Señor. Alude únicamente a un monte alto de la Galilea (Mc.9,2; Mt.17,1) que, en la segunda Carta de S.Pedro, donde es recordado nuevamente el episodio, se convierte, en clara referencia teológica, en el santo monte (2Pt.1,6-18). Mas la tradición de la comunidad cristiana de Palestina, ya desde los primeros siglos, ha identificado la montaña precisando que se trataba del Tabor. En el "Tránsito de la Beata Virgen María", uno de tantos apócrifos relativos a la muerte y la asunción de la Virgen cuyo núcleo debe datarse en el II-III siglos d.C., se narra que llegada la hora del tránsito de la Virgen, bajó Cristo del cielo con una multitud de ángeles y acogió el alma de su amada madre: "y fue tan grande el fulgor de la luz y el suave perfume - escribe el autor - que cuantos allí estaban presentes cayeron postrados por tierra como cayeron los Apóstoles cuando Cristo se transfiguró ante ellos en el monte Tabor." Leemos también en el Apocalisis apócrifo de S.Juán el Teólogo: "Subió al cielo nuestro Señor Jesucristo, yo Juán, subí yo sólo al monte Tabor, allí donde ya nos había manifestado su divinidad inmaculada." Esta tradición quedó definitivamente fijada en el siglo IV y generalizada en la celebración litúrgica. La Iglesia siria recuerda la fiesta de la Transfiguración como la fiesta del monte Tabor. Lo mismo se diga de la liturgia de la Iglesia bizantina en la que la fiesta es conocida con el nombre de To Taborion.

     
    La víspera del 6 de agosto, fecha aceptada en toda la iglesia oriental y occidental para la celebración litúrgica en memoria de la Transfiguración, numerosos fieles de Nazaret y de Galilea suben al monte para celebrar allí la fiesta.  
    http://www.christusrex.org




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