Las vestiduras litúrgicas de adviento son moradas. No se recita el "Gloria" hasta el día que nace el Señor.
FUENTE: http://www.corazones.org
Su aspecto relativo
Pero el hecho concreto, irrefutable y claramente establecido en la revelación del Nuevo Testamento es que existe una segunda venida de Cristo. La venida del Mesías no acontecería, como parecía por el Antiguo Testamento, en una sola venida, sino en dos. Este significativo hecho obliga necesariamente a repensar cuáles son entonces los verdaderos alcances de la primera venida de Cristo y cuál es la misión de la iglesia.
La verdad de la existencia de la segunda venida de Cristo, relativiza, pues, de alguna manera los alcances de la misión de la iglesia. Es verdad que todo llegó con la primera venida de Cristo, pero solo su segunda venida completará todo. Aunque es cierto que con la primera venida de Cristo la era escatológica entró en la historia de la humanidad, el hecho de que exista una segunda venida del Mesías, indica que la manifestación de la plenitud de aquella era no descansa en la iglesia, sino en Cristo mismo. La iglesia tiene por cierto un lugar y una responsabilidad, pero será Cristo mismo, el que inició la obra, quién la completará. La primera venida de Cristo es el inicio de la edad escatológica pero no su consumación. Es el inicio pero no su culminación. La primera venida de Cristo es la inauguración de la era escatológica, pero no su plenitud.
Esta tensión entre el «ya» y el «todavía no» se observa en los mismos evangelios. El evangelio de Juan, por ejemplo, enfatiza más el aspecto presente que el aspecto futuro. Sin negar el aspecto futuro de la escatología, su énfasis está en que todo se realiza ya «desde ahora». Es cierto, escribe Juan, que viene la hora cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios… Sin embargo, el énfasis de Juan es que aquella hora «ahora es» (5:25). Lo mismo con respecto al juicio de este mundo y con respecto al príncipe de este mundo. Jesús, en el evangelio de Juan, declara que «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» (12:31). Asimismo en relación con la adoración, Jesús dice que la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad…» (4:23).
El evangelio de Lucas, en cambio, enfatiza más el aspecto futuro. Introduce, por ejemplo, la parábola de las diez minas, que es material propio de Lucas, con la clara intención de hacer notar cómo Jesús corrigió el pensamiento de sus discípulos en cuanto a que «ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente» (19:11-27).
Por lo tanto, si bien es cierto que con la primera venida de Cristo se iniciaron los últimos días, no es menos cierto que éstos finalizarán con la segunda venida de Cristo. Los postreros días culminan con la segunda venida de Cristo. La primera aparición del Mesías inicia el tiempo del fin, pero la segunda aparición lo culminará.
La esperanza de salvación
Sin embargo, ¿se puede corroborar lo anterior con las Escrituras? ¿O podría ser que la segunda venida de Cristo fuese tan solo una especie de «guinda de la torta» que coronará lo alcanzado por la iglesia? Veamos: con respecto a la salvación, por ejemplo, el Nuevo Testamento es claro al afirmar que si bien la obra de salvación ya fue efectuada en Cristo y ya es una realidad en los creyentes, sin embargo, todavía mantiene un aspecto o una dimensión futura.
Pedro, en efecto, en su primera carta (1:5) dice: «que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero». ¿A quién le está escribiendo Pedro? A creyentes; esto es, a gente salva. No obstante, a personas salvas les dice que Dios los guarda con su poder a fin de que alcancen la salvación guardada para el final. Aunque ellos están salvos, sin embargo, esta salvación final aún no la han alcanzado. ¿A qué salvación se refiere?
Pablo, por su parte, escribiendo a los tesalonicenses en su primera carta (5:8) expresa la misma verdad, cuando dice que los cristianos nos hemos vestido, entre otras cosas, «con la esperanza de salvación como yelmo». Y en su epístola a los colosenses les habla de la esperanza que «os está guardada en los cielos» (1:5). Asimismo, escribiendo a los romanos reafirma lo anterior, diciendo: «Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos» (8:24-25). El contexto es clarísimo para hacernos ver a qué asunto se está refiriendo Pablo. En el versículo 23 Pablo revela que los creyentes, a pesar de nuestra salvación pasada y presente, gemimos dentro de nosotros mismos –al igual que el resto de la creación– esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo».
Si Dios nos había de salvar real y completamente, tendría que hacerlo en todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo. Como resultado de su primera venida nuestro espíritu ya ha sido salvo y nuestra alma está, ahora mismo, en permanente experiencia de salvación. Sin embargo, sin la salvación del cuerpo no está completa nuestra salvación. Hasta que no ocurra la redención del cuerpo no habremos entrado en la plenitud de nuestra salvación. Pues bien, solamente la segunda venida de Cristo originará este aspecto que falta.
Este aspecto futuro de nuestra salvación no es menor, toda vez que, según afirma Pablo, «la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción». Es decir que es absolutamente necesario que nuestro cuerpo experimente también la salvación si es que hemos de heredar eternamente el reino de Dios y disfrutar de las cosas incorruptibles y celestiales.
Pero la redención de nuestro cuerpo no es solo importante en aras de la eternidad, sino también de la vida cristiana presente. Nuestro cuerpo actual es una gran limitante a la hora de experimentar la vida poderosa y divina que mora en nuestro espíritu. En efecto, Pablo escribiendo en su segunda carta a los corintios (4:7-9), dice que «tenemos este tesoro» –la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo– «en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros».
En términos prácticos, esto significa que por ser vasos de barro estamos atribulados en todo; mas, gracias al tesoro que está en nosotros, no estamos angustiados. Porque somos barro, vivimos en apuros; pero por el tesoro, no vivimos desesperados. Por nuestra calidad de barro somos perseguidos, pero por el tesoro, no estamos desamparados. Porque somos vasos de barro podemos incluso llegar a estar derribados, pero gracias al tesoro, nunca seremos destruidos. ¡Aleluya!
Que, con la expresión vasos de barro, Pablo se está refiriendo al cuerpo, queda claro cuando continúa diciendo: «llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos» (v. 10).
En definitiva, el hecho de que la redención de nuestro cuerpo no se haya aún producido, no solo condiciona nuestra nueva vida presente a una permanente fragilidad, sino que, además, nos mantiene impotentes, en nuestra actual condición, de gustar y experimentar de una manera eterna nuestra herencia definitiva.
Pero, en concreto, ¿en qué consistirá la redención de nuestro cuerpo? Pablo responde que a la venida de nuestro Señor Jesucristo los muertos en Cristo «serán resucitados incorruptibles, y nosotros», dice Pablo, «seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad» (1ª Cor. 15:52-53).
A la segunda venida de Cristo nuestros cuerpos serán transformados. Pablo, escribiendo a los filipenses (3:21), agrega que el Señor Jesucristo «transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas».
La resurrección de los muertos, por su parte, es descrita de la siguiente manera: «Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual» (1ª Cor. 15:42-44).
El Espíritu hoy no es toda la herencia
Dicho esto mismo, pero ahora desde la perspectiva del Espíritu, el apóstol Pablo declara que si bien Dios nos ha hecho para una salvación plena, no obstante, en el presente, nos ha sido dado el Espíritu como arras. Según el diccionario, «arras» es: «cosa que se da como prenda o señal en algún contrato o acuerdo». Otra definición dice: «Entrega de una parte del precio o depósito de una cantidad con la que se garantiza el cumplimiento de una obligación».
Esto significa, entre otras cosas, que hoy disfrutamos al Espíritu como «el anticipo», pero no como la plenitud. Esto no significa que el Espíritu Santo no sea la plenitud. Él no solo es una persona, sino es Dios mismo. Entonces, es claro que él es la plenitud; sin embargo, lo que indican estos textos es que hoy, en esta dispensación, el Espíritu nos ha sido dado como anticipo o arras. El Espíritu Santo de la promesa, dice Efesios (1:13-14), es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida. Ya sea que interpretemos el término «arras» como «anticipo» o como «garantía», es claro que la plenitud de la herencia es aún una realidad futura para los creyentes.
Lo mismo afirma Pablo de manera similar, cuando, escribiendo a los romanos habla de que hoy tenemos las primicias del Espíritu (8:23). Tenemos una parte, pero no el todo; tenemos los primeros frutos, pero no la cosecha completa. Por lo tanto, es claro que la obra de la salvación tiene un aspecto pasado y un aspecto presente; no obstante, tiene también un aspecto futuro.
La esperanza de redención
Lo mismo puede decirse del término «redención». Aunque es verdad de verdades que Jesucristo dijo en la cruz del Calvario: «Consumado es», refiriéndose precisamente a la obra de la redención, no es menos cierto, sin embargo, como ya hemos visto en los versículos anteriores, que el día de la redención en su aspecto futuro todavía no ha llegado; aún espera por la segunda venida de Cristo. Por ello, Pablo dijo a los efesios (4:30): «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención».
La esperanza de gloria
Existen tres grandes hitos en la vida del creyente con respecto a la gloria: El día cuando todos –por causa del pecado– quedamos destituidos de la gloria de Dios. El segundo hito, aquel cuando, gracias a la obra de Dios en Cristo, Dios nos predestinó, nos llamó, nos justificó y nos glorificó. Es decir que en Cristo no solo hemos recuperado el acceso a la gloria, sino que –mejor aún– hemos alcanzado aquella gloria. Por ello el verbo «glorificar» también está en pasado, porque Cristo ya está glorificado y nosotros estamos en él. Sin embargo, el cumplimiento en nosotros de esta glorificación es aún futuro. Espera por el regreso del Señor en su segunda venida. Este será el tercer hito en la vida del creyente.
Ahora bien, por el hecho objetivo de estar glorificados en Cristo y gracias a su cumplimiento real y completo en nosotros a la segunda venida de Cristo, los creyentes vivimos sostenidos por una esperanza viva, que en este caso es una esperanza de gloria. «Cristo en vosotros», dijo Pablo a los colosenses (1:27), es «la esperanza de gloria». «Cristo en nosotros» es la garantía de nuestra glorificación. No obstante, en su aspecto subjetivo, ella es nuestra esperanza y no todavía nuestra realidad.
La esperanza de justicia
Aun la justificación misma contiene una dimensión futura, porque Pablo, después de decir que no solamente con respecto a Abraham se escribió que su fe le fue contada por justicia, agrega: «sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro…». A nosotros nos parecería más exacto si hubiese dicho: «a quienes había de ser contada», puesto que somos personas que ya hemos creído. Pero no, dice Pablo: «a quienes ha de ser contada».
Luego, en el 5:19 de Romanos, Pablo reitera: «Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.» ¿Por qué no dice «los muchos fueron constituidos justos», toda vez que las acciones de los dos Adán están en pasado?
Finalmente, cuando Pablo escribe a los gálatas (5:5), declara que «nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia».
Ezequiel 30,1-7: “La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: Hijo de hombre,
profetiza y di: Así dice el Señor Yahveh: Gemid: «¡Ah, el día aquel!» Porque está cercano el día,
está cercano el día de Yahveh, día cargado de nubarrones, la hora de las naciones será. Vendrá la
espada sobre Egipto, cundirá el pánico en Kus, cuando las víctimas caigan en Egipto, cuando sean
saqueadas sus riquezas y sus cimientos derruidos. Kus, Put y Lud, toda Arabia y Kub, y los hijos del
país de la alianza, caerán con ellos a espada. Así dice Yahveh: Caerán los apoyos de Egipto, se
desplomará el orgullo de su fuerza; desde Migdol a Siene, caerán todos a espada, oráculo del Señor
Yahveh. Quedarán desolados entre los países desolados, y sus ciudades estarán entre las ciudades
en ruinas.”
¿Cuál es la diferencia entre el Arrebatamiento y la Segunda Venida?
Pregunta: "¿Cuál es la diferencia entre el Arrebatamiento y la Segunda Venida?"
Respuesta: El Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo con frecuencia son confundidos. A veces es difícil determinar si la Escritura se está refiriendo al Arrebatamiento o a la Segunda Venida de Jesucristo. Sin embargo, al estudiar la profecía bíblica sobre los últimos tiempos, es muy importante diferenciar entre estas dos.
El Arrebatamiento es cuando Jesucristo regrese para llevarse a Su iglesia (todos los creyentes en Cristo) de la tierra. El Arrebatamiento es descrito en 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:50-54. Los creyentes que hayan muerto tendrán sus cuerpos resucitados, y junto con los creyentes que aún vivan se encontrarán con el Señor en el aire. Esto ocurrirá en un momento, en un abrir y cerrar de ojos. La Segunda Venida, es cuando Jesucristo regrese para vencer al anticristo, destruir el mal, y establecer Su Reino Milenial. La Segunda Venida es descrita en Apocalipsis 19:11-16.
Las importantes diferencias entre el Arrebatamiento y la Segunda Venida son las siguientes:
(1) En el Arrebatamiento, los creyentes se encontrarán con el Señor en el aire (1 Tesalonicenses 4:17). En la Segunda Venida, los creyentes regresarán con el Señor a la tierra (Apocalipsis 19:14).
(2) La Segunda Venida ocurre después de la grande y terrible Tribulación (Apocalipsis capítulos 6-19). El Arrebatamiento ocurre antes de la Tribulación (1 Tesalonicenses 5:9; Apocalipsis 3:10).
(3) El Arrebatamiento es el traslado de los creyentes de la tierra, como un acto de liberación (1 Tesalonicenses 4:13-17; 5:9). La Segunda Venida incluye el traslado de los incrédulos como un acto de juicio (Mateo 24:40-41).
(4) El Arrebatamiento será “secreto” e instantáneo (1 Corintios 15:50-54). La Segunda Venida será visible para todos (Apocalipsis 1:7; Mateo 24:29-30).
(5) La Segunda Venida de Cristo no ocurrirá hasta después de que ciertos otros eventos del fin de los tiempos tengan lugar (2 Tesalonicenses 2:4; Mateo 24:15-30; Apocalipsis capítulos 6-18). El Arrebatamiento es inminente y puede suceder en cualquier momento (Tito 2:13; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 15:50-54).
¿Por qué es importante observar la diferencia entre el Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo?
(1) Si el Arrebatamiento y la Segunda Venida fueran un mismo evento, los creyentes tendrían que pasar a través de la Tribulación (1 Tesalonicenses 5:9; Apocalipsis 3:10).
(2) Si el Arrebatamiento y la Segunda Venida fueran un mismo evento, el regreso de Cristo no es inminente…. Hay muchas cosas que deben ocurrir antes que Él pueda regresar a la tierra (Mateo 24:4-30).
(3) Al describir el período de la Tribulación, los capítulos 6-19 del Apocalipsis en ninguna parte mencionan a la iglesia. Durante la Tribulación – también llamada “el tiempo de angustia para Jacob” (Jeremías 30:7) – Dios dirigirá nuevamente Su principal atención sobre Israel (Romanos 11:17-31).
El Arrebatamiento y la Segunda Venida de Jesucristo son eventos similares pero separados. Ambos son eventos del fin. Sin embargo, es de crucial importancia reconocer las diferencias. En resumen, el Arrebatamiento es el regreso de Cristo en las nubes para trasladar a todos los creyentes de la tierra antes del tiempo de la ira de Dios. La Segunda Venida es el regreso de Cristo a la tierra, para terminar la Tribulación y para vencer al anticristo y su malvado imperio mundial.
Segunda venida de Cristo
Jesús prometió a sus discípulos que él regresaría otra vez. Está en la Biblia, Juan 14:1-4, "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino". Los ángeles prometieron que Jesús regresaría. Está en la Biblia, Hechos 1:10-11, "Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo". ¿Cómo regresará Jesús? Está en la Biblia, Lucas 21:27, "Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria". ¿Cuántos le verán cuando él regrese? Está en la Biblia, Apocalipsis 1:7, "He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él". ¿Qué veremos y qué oiremos cuando él venga? Está en la Biblia, 1 Tesalonicenses 4:16-17, "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor". ¿Cuán visible será su venida? Está en la Biblia, Mateo 24:27, "Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre". ¿Qué advertencia dio Cristo para que no seamos engañados acerca de su segunda venida? Está en la Biblia, Mateo 24:23-26, "Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis". ¿Sabe alguien el tiempo exacto de la segunda venida de Cristo? Está en la Biblia, Mateo 24:36, "Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo el Padre". Sabiendo que la pereza es algo muy humano, ¿qué nos dice Cristo que hagamos? Está en la Biblia, Mateo 24:42, "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor". ¿Qué advertencia ha dado Cristo para que no seamos tomados por sorpresa por este gran evento? Está en la Biblia, Lucas 21:34-36, "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre". ¿Por qué se demora la segunda venida de Cristo? Está en la Biblia, II Pedro 3:8-9, "Mas, Oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento". ¿Cómo debemos vivir mientras esperamos a Jesús? Está en la Biblia, Tito 2:11-14, "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras". ¿Cómo será el mundo cuando Jesús venga? Está en la Biblia, Mateo 24:37-39, "Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre". ¿Será la venida de Cristo un tiempo de recompensa? Está en la Biblia, Mateo 16:27 y Apocalipsis 22:12, "Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras". "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra". ¿Por qué regresará Jesús? Está en la Biblia, Hebreos 9:28, "Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan". Cuando venga Jesús por segunda vez, experimentaremos completamente la realidad de nuestra salvación. Está en la Biblia, 1 Corintios 1:7-8, "De tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo".
Dios os bendiga, Jesucristo os proteja de todo mal y el espíritu Santo os de la gloria, con amor, Helena.