viernes, 1 de marzo de 2013
El origen del mal y del dolor. Primera Parte
" Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón a su existencia. Pero se puede comprender lo que atañe a su origen y a la disposición final del pecado, para hacer enteramente la justicia y benebolencia de Dios en su modo de proceder contra todo mal.
El pecado es un intruso y no hay razón que pueda explicar su presencia, es algo misterioso e inexplicable. Excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa a su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado.
La única definición del pecado es la que da la palabra de Dios y es esta: EL PECADO ES LA TRANSGRESIÓN DE LA LEY DIVINA.
Antes de la aparición del pecado había paz y gozo en todo el universo. Todo guardaba perfecta armonía con la voluntad del creador. El amor a Dios estaba por encima de todo, y el amor de unos a otros era imparcial.
Como la ley del amor era fundamental del gobierno de Dio, la dicha de todos los seres creados dependía de su perfecta armonía con los grandes principios de la justicia.
Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un homenaje que venga de la apreciación inteligente de su caracter. No le agrada la sumisión forzada y da a todos la voluntad para que le sirvan voluntariamente.
El pecado nacio de aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y el mas exaltado en honor y gloria entre todos los habitantes del cielo.
Antes de su caida Lucifer era el primero de los querubines; Así dice en Ezequiel 28:12-15, V.M :
"Eras el querubín ungido que cubrias con tus alas, yo te constituí para esto; En el santo monte de Dios estabas, en medio de las`piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que la iniquidadfue hallada en ti".
Lucifer habría podido seguir gozando en Dios, amado y honrado por toda la hueste angélica, pero este principe de los angeles aspiraba a un poder que solo Cristo tenía derecho a ejercer.
Y en tanto que Dios era así honrado, todo era paz y dicha. Pero una nota discordante vino a romper las armonías celestiales. El amor y la exaltación de si mismo, contrarios al plan del creador, despertaron presentimientos del mal en las mentes de aquellos entre quienes la gloria de Dios lo superaba todo.
Los consejos celestiales alegaron con Lucifer. El hijo de Dios le hizo presentes la grandeza, la bondad y la justicia del creador, y la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo había establecido el orden del cielo, y Lucifer al apartarse de el, iba a deshorar a su creador y a atraer la ruina sobre si mismo.
Pero la amonestación dada con un espiritu de amor y misericordia infinitos, solo despertó espiritu de resistencia. Lucifer dejó prevalecer sus celos y su rivalidad con Cristo, y se volvió aun más obstinado.El orgullo de su propia gloria le hizo desear la supremacía. Lucifer no apreció como don de su creador los altos honores que Dios le habían conferido, y no sintió gratitud alguna. Se glorificaba de su belleza y elevación y aspiraba a ser igual que Dios.
Sin embargo el hijo de Dios era el soberano reconocido del cielo, y gozaba de la misma autoridad y poder que el padre. Cristo tomaba parte en todos los consejos de Dios, mientras que a Lucifer no le era permitido entrar así en los designios divinos.
Lucifer salió a difundir el espiritu de descontento entre los angeles. Obrando con misterioso sigilo y encubriendo algun tiempo, sus verdaderos fines, bajo una apariencia de respeto a Dios.
Se esforzó en despertar el descontento respecto a las leyes que gobernaban a los seres divinos, insinuando que ellas imponian restricciones innecesarias. Procuró ganarse la simpatía de ellos, haciendoles creer que Dios había obrado injustamente con el, concediendo a Cristo honor supremo.
En su misericordia, Dios soportó por largo tiempo a Lucifer. Este no fue expulsado inmediatamente de su elevado puesto, cuando se dejó arrastrar por primera vez por el espiritu de descontento, ni tampoco cuando empezó a presentar sus falsos asertos a los angeles leales.
Fue retenido aun por mucho tiempo en el cielo. Varias y repetidas veces se le ofrecio el perdón. Hasta entonces no se había conocido el espíritu del descontento en el cielo. En ese entonces no había negado aun toda obediencia a Dios. Aunque había abandonado su puesto de querubín cubridor,pero el orgullo le impidió someterse.
Antes de su completo desarrollo, el pecado no podía aparecer como el mal que era en realidad. Hasta entonces no había existido en el universo de Dios, y los seres santos no tenian ni idea de su naturaleza y malignidad. No podían ni entrever las terribles consecuencias que resultarían, de poner a un lado la ley de Dios.
Al principio Satanás había ocultado su astuta obra, con su lealtad para con dios. Aseveraba que se desvelaba por honrar a Dios, afianzar su gobierno y asegurar el bien de todos los habitantes del cielo.
Satanás achacaba a la ley y al gobierno de Dios la discordia que su propia conducta había introducido en el cielo. Declaraba que todo el mal provenía de la administración divina. Aseveraba que lo que el mismo quería era perfeccionar los estatutos de Dios..."
Fuente: Elena G. White, conflicto cósmico
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